Cómo escribir buenos prompts
Que la IA haga lo que le piden requiere de precisión en la estructura de las indicaciones. Aprender ese nuevo idioma tiene un reflejo directo en la productividad.
“Necesito que redactes un correo electrónico con un eslogan para promocionar un viaje a Andalucía durante Semana Santa”.
“Redacta tres mails para promocionar viajes turísticos de Semana Santa orientados a clientes de 25 a 40 años, de 41 a 65 años, y 66 años o más. Destaca actividades adecuadas para cada grupo de edad en Sevilla, Córdoba y Granada. Incluye un descuento del 20%. Extensión máxima del texto del mail: 75 palabras. Redacta tres eslóganes de 5 a 10 palabras para el asunto del mail”.
El primer párrafo es un ejemplo de prompt (indicación a un chatbot de IA generativa —GenIA— para que realice una tarea) que, por demasiado genérico, no facilita una respuesta eficaz. El segundo mejora con la premisa básica de todo buen prompt: precisar las indicaciones de la forma más clara y detallada posible, especialmente en tareas empresariales complejas como diseñar la presentación de un servicio, una campaña de marketing, analizar tendencias de consumidores o desglosar un presupuesto anual. Según las guías de uso, el abc del prompting se resume como sigue:
Utilizar un lenguaje preciso, sin repeticiones ni ambigüedades, para expresar las indicaciones, con términos descriptivos en lugar de genéricos (por ejemplo, “sintetizar” mejor que “escribir”) y palabras clave del tema y el contexto tratados. En tareas técnicas (generar o corregir código, crear tablas de cálculo…) son especialmente necesarios los términos exactos. Suele decirse que la GenIA se maneja mejor en inglés; no obstante, su avance en calidad y autoaprendizaje tiende a reducir esa distancia con el español.
La precisión también es prioritaria en la expresión de conceptos e ideas, desde el propósito básico del prompt a cada subtarea complementaria que secuencie y jerarquice ese propósito inicial, como en el ejemplo del principio.
Igualmente se extiende al tono (más o menos formal, coloquial, técnico, creativo, publicitario, para consumo interno o externo…) y al contexto que da sentido a la tarea, si se enmarca en una estrategia corporativa más amplia o en una tendencia de mercado. Resulta útil adjuntar ejemplos de tareas similares para orientar a la herramienta o pedirle que asuma un rol profesional, como el de una agencia para organizar un viaje de trabajo.
Por tanto, un prompt eficiente requiere extenderse en explicaciones, reglas y detalles, pero al mismo tiempo ha de ser lo más conciso posible y practicar la economía de lenguaje: decirlo todo con las menos palabras posibles. Esto es, hay que editar y pulir antes de pulsar Enter.
Precisos, detallados de lo genérico a lo concreto, contextualizados, con ejemplos, editados… estos requisitos implican habilidad comunicativa como en la redacción periodística, la divulgación tecnológica o el marketing. De hecho, algunos usuarios, desde directivos a artistas, comentan que el prompting les ha ayudado a estructurar su forma de comunicarse o aterrizar ideas abstractas en palabras concretas.
Las guías de uso añaden otras recomendaciones básicas. Primero, conciencia del prompting como requisito para aumentar la productividad laboral. Esto implica conocer cómo funcionan los modelos de lenguaje de la GenIA, las herramientas con sus recursos, comandos y aplicaciones o los estrenos del mercado (los de X, Project Mariner o CapCut, entre otros muchos), además de aprender glosarios y dominar técnicas: por ejemplo, cómo añadir plugins con datos recientes no empleados en el entrenamiento de la IA, usar cadenas de pensamiento (tareas complejas organizadas en pasos lógicos razonados) o que las respuestas incluyan casos de uso reales en el negocio de la empresa.
Una de estas técnicas es el ensayo-error con pequeños matices en las indicaciones para comprobar cómo varían las respuestas y entender su lógica de procesamiento. Esto puede aplicarse en cursos con una edición colectiva donde todos ven los prompts de todos. La ventaja de esta disciplina es que permite explicarse con una multitud de ejemplos tanto inventados por el alumno como de terceros, teóricos y reales.
Entrenar con plataformas especializadas en generación de contenidos audiovisuales permite comprobar de un vistazo el efecto de los sucesivos retoques. Además, se recomienda usar la IA dentro de la IA, es decir, como asistente de prompting para definir subtareas, traducir al inglés técnico unas indicaciones o precisar el tono y lenguaje de un prompt.
Aplicar capacidades humanas como la creatividad (pedirle que busque ejemplos de simbiosis en la naturaleza para un informe sobre sinergias dentro de la compañía, por ejemplo), además del sentido común y la revisión de las respuestas porque no son infrecuentes los malentendidos, imprecisiones o errores garrafales en las respuestas de la máquina.
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