MÁRQUEZ Y CÍA

El 81% de las empresas españolas se ven obligadas a aceptar plazos de pago superiores a los deseados para mantener su cartera de clientes. Así lo recoge el Estudio de la Gestión de Riesgo de Crédito en España, realizado por Crédito y Caución e Iberinform. Según este estudio, el mejor comportamiento en cuanto a pagos corresponde al sector público y el peor se da en las grandes empresas y en las pymes.

Tan solo el 8% de las empresas que tienen relaciones comerciales con la Administración deben aceptar una extensión de los plazos de pago, un porcentaje que no ha variado respecto a 2018. También la ampliación de plazos de pago de los autónomos se mantiene estable, en un 17% de los casos. A la cola de este ranking se encuentra la gran empresa, que llega a imponer plazos de pago al 50 % de sus proveedores, un dato que sólo disminuye en un 1% respeto al año pasado. Pero, sin duda, el mayor empeoramiento corresponde a las pymes.

En pequeñas y medianas empresas la imposición de pagos crece hasta cuatro puntos porcentuales: del 42% en 2018 pasa al 46% en 2019.

Este estudio también recoge que sólo el 43% de las empresas trabaja con plazos de cobro inferiores a los 60 días. Un plazo que trató de impulsar la Ley 15/2010 de Medidas de Lucha contra la Morosidad. En la parte positiva de la balanza, el informe destaca que las empresas que cobran más allá de los 90 días ya son solo el 10%, lo que supone el menor registro de la serie histórica.

El retraso en el pago a clientes responde a diferentes razones:

Búsqueda de financiación gratis con las facturas: clientes que equilibran sus flujos de caja a costa de sus proveedores.

Desacuerdos en el pago de la factura: se plantean problemas en relación al pedido o servicio realizado.

Retraso en el envío de la factura: no todas las empresas tienen el mismo ciclo de facturación y por ello es frecuente que las facturas recibidas a partir de un determinado día pasen al siguiente ciclo de facturación.

Falta de liquidez: sobre todo, en periodos de crisis, esta es una de las razones más frecuentes de los retrasos en los pagos. Las empresas padecen desequilibrios de caja, ocasionados muchas veces, a su vez, por desequilibrios de otras empresas con las que trabajan.

Problemas económicos graves: empresas que se hallan en una auténtica situación de insolvencia y no tienen activos suficientes para satisfacer a todos sus acreedores.

Retrasos como castigo: en ocasiones los clientes retrasan el pago como una manera de castigar al proveedor por algún inconveniente surgido. 

Mala gestión: buena parte de los retrasos de pagos comerciales se deben a la deficiente gestión empresarial del proveedor.

El Estudio de Crédito y Caución aporta también este ranking con las cinco razones que más impagos causan y en qué porcentaje:

Retraso intencionado del cliente (un 55%)

Falta de disponibilidad de fondos (un 52%)

Complejidad del procedimiento de pago (un 15%)

Disputas sobre la calidad (un 8%)

Facturación incorrecta (un 8%)

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