11Mar2024
El despegue de los drones logísticos
Cada vez más inteligentes, los drones de transporte empiezan a usarse en naves industriales, puertos y suburbios, aunque aún tienen que garantizar seguridad para trabajar la última milla urbana.
Que los drones terminen siendo dispositivos cotidianos en el transporte de mercancías parece fuera de toda duda. La cuestión es cuándo y dónde. Las inversiones que ya destinan grandes compañías logísticas sugieren que el momento de convertirlos en un servicio regular no queda lejos. Experiencias como Wing de Alphabet, la matriz de Google, superó el año pasado las 200.000 entregas comerciales en Estados Unidos, Canadá y Australia. Hay otras, como el del fabricante Manna en Irlanda para distribuir sobre todo comida, o los que usan farmacéuticas o servicios de correo y emergencias en la entrega de medicamentos. Algunas multinacionales de paquetería ensayan camiones de reparto adaptados como aeródromos de drones para cerrar ese último eslabón entre vehículo y destinatario. Los drones logísticos superan en complejidad a los comerciales y se fabrican con la prioridad de la seguridad y la eficacia de vuelo. Son redundantes, es decir, replican componentes como rotores, baterías, sensores, módems o sistemas de navegación para seguir operativos si alguno falla. Además, la inteligencia artificial aplicada a la navegación autónoma les permite reconfigurar rutas o reaccionar ante imprevistos, como esquivar un pájaro. Aunque de momento la mayoría solo puede levantar unos dos kilos y por tanto se limitan a cargas ligeras y de poco volumen, ya se diseñan modelos capaces de transportar hasta 100 kilos durante decenas de kilómetros. Las ventajas de esta logística aérea proyectada al futuro, con drones más potentes en carga, autonomía y navegación automatizada, son prometedoras. Servirían para descongestionar el tráfico rodado y reducir emisiones, abaratar los costes logísticos (ahí está el negocio), entregar con precisión en puntos itinerantes y despachar mucho más rápido algunas mercancías; con un centro de distribución donde cargar los paquetes en un radio operativo, incluso en cuestión de minutos. Los proyectos en marcha, sin embargo, se ciñen a zonas acotadas sobre todo rurales y suburbanas, con vuelos cortos para operar, por ley, dentro del radio de visión del operador. Su servicio aún dista mucho de una aplicación masiva en la última milla urbana, donde se concentra la avalancha del reparto: la empresa de buzones inteligentes Citibox calcula que un edificio de 25 viviendas en España recibe una media de 1.575 paquetes al año, cifra que aumenta con el auge del e-commerce. Los drones avanzan hacia la automatización y la conectividad potenciada por 5G, pero una legislación abierta a ese uso masivo, especialmente en países más restrictivos como los europeos, tendrá que disponer de una tecnología de control más madura, capaz de coordinar de forma centralizada decenas de plataformas y enjambres de aparatos; no solo por evitar colisiones en un cielo saturado, también para reconfigurar vuelos si surge una emergencia y un helicóptero necesita prioridad, por poner un caso. Otros retos prácticos, como entregar un paquete en el quinto piso de un bloque de viviendas, podrían mitigarse con puntos de entrega exteriores habilitados o en las azoteas. En zonas de viviendas con jardín, tanto la tecnología como el modelo de negocio y la regulación lo tienen más fácil. ¿En qué otro sector los drones enfrentan menos barreras para abrirse paso ya? En la intralogística de grandes almacenes o naves industriales donde empiezan a usarse para control de inventarios, transportar en altura o revisar instalaciones poco accesibles. También se emplean en infraestructuras de carga y descarga o intercambiadores, como algunos ensayos en puertos como Amberes, Hamburgo o las Palmas de Gran Canaria, que intercambian mercancías con un barco a bastante distancia de la dársena y así se ahorran esperas o cuellos de botella. A pesar de los frenos legales, el interés que muestra el sector privado, desde marketplaces y operadores logísticos a supermercados, restaurantes y startups desarrolladoras, augura el despegue del mercado cuando la tecnología permita esa coordinación reforzada, no solo en seguridad física, también en ciberseguridad de las comunicaciones. Precisamente, el proyecto europeo U-Elcome promueve plataformas de integración y control del espacio aéreo para el uso comercial. Aunque de momento no los veamos sobre los abigarrados centros urbanos, podrán formar parte del mix logístico en zonas más abiertas, al menos en los países ágiles en adaptar las normativas. Un estudio de Emergen Research apunta a que el negocio global de esta especialidad se cuadriplicará entre 2020 y 2028.