14Oct2024
Pros y contras de la IA para el comercio mundial
La Inteligencia Artificial (IA) está ampliamente reconocida como una tecnología revolucionaria que cambiará radicalmente nuestra forma de comerciar a través de las fronteras.
Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), la IA generativa podría llegar a aportar cerca de 4,4 billones de dólares anuales a la economía global, reconfigurando sectores y el comercio internacional. Pero la IA no es una varita mágica, y sus capacidades disruptivas pueden no ser universalmente positivas. De hecho, no es descartable que la adopción generalizada de la IA provoque un aumento del proteccionismo y los desequilibrios comerciales entre las naciones. Por el momento, es difícil anticipar qué escenario -positivo, negativo o mixto- se impondrá. La promesa de la IA El potencial de la IA es bien conocido, aunque su adopción se encuentra en sus primeras fases. Según Goldman Sachs Research, cabe esperar un aumento de la productividad del 25%. Cuando la productividad aumenta, el crecimiento económico y el comercio mundial tienden a seguirle. Y hay otras razones para creer en el escenario positivo cuando se considera el impacto de la IA en el comercio internacional: • El comercio internacional requiere un ejercicio de detección de tendencias y predicción de quién querrá qué, dónde, cuándo y en qué cantidades. La IA puede escanear enormes conjuntos de datos para detectar patrones y tendencias que ayuden a predecir con exactitud los puntos calientes del comercio mundial. • La IA tiene el potencial de simplificar la gestión de la cadena de suministro. Sus algoritmos pueden escanear una amplia gama de datos para optimizar las rutas de entrega ante cualquier circunstancia concreta, reducir costes y crear redes comerciales más fiables. • La IA mejora la visibilidad y el control. Cuando se combina con la tecnología del Internet de las Cosas (IoT), la IA puede rastrear las mercancías mientras cruzan países, continentes y océanos. Los compradores pueden seguir sus pedidos en tiempo real, lo que les ayuda a prepararse y mitigar los retrasos o las interrupciones. • La IA puede mejorar las comunicaciones con el cliente. Los chatbots inteligentes pueden hablar con los clientes en su propio idioma, informándoles de las actualizaciones de envío y las estimaciones de entrega al minuto y respondiendo a cualquier pregunta que puedan tener. Ampliar la brecha tecnológica Éstas son sólo algunas de las formas en que la IA puede utilizarse para agilizar el comercio mundial, pero su adopción también puede tener inconvenientes. Quizás la más obvia sea que la IA podría ampliar aún más las diferencias de productividad y comercio entre el mundo desarrollado y el emergente. “En un futuro inmediato, es probable que las naciones más ricas sean las que más gasten en IA. Si la tecnología cumple sus promesas, las mejoras de productividad y eficiencia resultantes darán a las empresas de esos países una ventaja competitiva significativa sobre sus rivales del mundo en desarrollo”, afirma el economista senior de Atradius Theo Smid. Las naciones rezagadas podrían tener dificultades para ponerse al día. El software de IA puede ser relativamente barato de utilizar, pero en un mundo en el que 2.600 millones de personas aún no tienen acceso a Internet, sacar el máximo partido a la tecnología requerirá grandes inversiones en infraestructuras. Muchos países en desarrollo tendrán dificultades para realizar estas inversiones a corto plazo, que incluyen la generación de electricidad, la capacidad de almacenamiento de datos o la banda ancha. En el otro extremo de la cadena, las empresas necesitan acceso al crédito para comprar o actualizar sus equipos informáticos y talento. Las personas cualificadas implementan las herramientas de IA, las mantienen en funcionamiento y analizan los datos que producen. También en este caso se requiere inversión. Como cualquier nueva tecnología, es probable que a corto plazo la IA agrave el déficit de cualificaciones informáticas que ya existe en todo el mundo. Estrechamiento de las redes comerciales En este escenario, las naciones rezagadas se volverían menos competitivas en los mercados internacionales, lo que limitaría el crecimiento del comercio mundial. Los algoritmos de IA que analizan continuamente grandes cantidades de datos, desde documentos financieros hasta patrones meteorológicos, para identificar a los productores más rentables y fiables descartarán rápidamente a cualquiera que pueda considerarse un riesgo. Los algoritmos también pueden utilizarse para identificar riesgos políticos o reputacionales. La tensión geopolítica ya está creando un mundo comercial más polarizado, con Estados Unidos y Europa por un lado y China y Rusia por otro. La IA podría facilitar la eliminación de eslabones de la cadena de suministro en países poco amistosos y mejorar los esfuerzos de deslocalización y relocalización. Sencillamente, erigir barreras comerciales puede ser más fácil en un mundo impulsado por la IA. También entran en juego consideraciones sobre la privacidad de los datos, la propiedad intelectual y la seguridad nacional. Estados Unidos y otros países ya han impuesto controles a la exportación de tecnología avanzada de fabricación de chips para frenar el avance de la industria china de semiconductores. La IA podría hacer más eficaz la colaboración internacional en materia de restricciones comerciales o, incluso, utilizarse para frenar su propia proliferación mundial. Las cuestiones de propiedad intelectual podrían socavar el comercio Los desafíos en torno a la propiedad intelectual también podrían conducir a un mayor proteccionismo y provocar tensiones entre las naciones, dando lugar a restricciones al comercio de bienes digitales y a nuevas barreras a la exportación de servicios digitales. Los problemas podrían surgir de la propiedad intelectual de las propias herramientas de IA, o de los productos que se encuentran a caballo entre el mundo físico y el digital, como los coches autónomos y los robots industriales. Estos productos del mundo real utilizan IA muy sofisticada y en el futuro podrían enfrentarse a prohibiciones de importación y exportación basadas en consideraciones de seguridad nacional o protección de la propiedad intelectual. Eso no está ocurriendo todavía, pero la política comercial en estas áreas está fragmentada, es confusa y está lista para su actualización. Incluso en ausencia de nuevas restricciones comerciales, la incoherencia de las políticas actuales en torno a la IA y los flujos de datos digitales puede servir para desalentar el comercio internacional o aumentar sus costes. IA: ¿impulso o impedimento para el comercio mundial? Sus defensores argumentan que, independientemente de estos retos, el potencial de la IA para aumentar la productividad supera cualquier otra consideración. Esta opinión es compartida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que aboga por una mayor liberalización del comercio de tecnologías de la información y la comunicación para aprovechar al máximo la revolución de la IA. Para que esta visión optimista se haga realidad, es evidente que hay obstáculos que superar. Gran parte del mundo podría quedar rezagado a medida que avance la IA, lo que frenaría el potencial de crecimiento del comercio mundial. Por otro lado, las herramientas de la IA podrían ayudar a los países en desarrollo a competir, si los gobiernos y la empresa privada invierten también en infraestructuras y competencias. En otros sentidos, la IA podría reforzar una nueva era de proteccionismo, al dar a los países los medios para identificar vulnerabilidades en sus cadenas de suministro y crear barreras contra las mercancías procedentes de países que no cumplan las nuevas normas de propiedad intelectual o de seguridad nacional. Los países amigos también podrían colaborar más fácilmente y acelerar la polarización del comercio mundial. La inteligencia artificial facilita la deslocalización y la deslocalización indirecta. Teniendo esto en cuenta, el papel que desempeñe la IA en el comercio internacional dependerá en gran medida de la evolución geopolítica en general. Con una tecnología que tiene el potencial tanto de mejorar como de limitar el comercio transfronterizo, los políticos y los responsables políticos tendrán en última instancia mucho que decir sobre cuál será su impacto.