`El enfoque de Europa ante la crisis es atroz?
Peter Diamond, premio nobel de economía 2010, charla en la revista en exclusiva para cycprisma sobre la crisis económica actual y el futuro al que se enfrentarán los países.
Peter Diamond ha dedicado buena parte de su trayectoria profesional a analizar los llamados search markets o mercados de búsqueda, donde el encuentro entre oferta y demanda requiere de tiempo y dinero. Un ejemplo: el laboral. El que fuera tutor en el MIT del expresidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Ben Bernanke, investiga y crea modelos matemáticos para explicar las llamadas fricciones o imperfecciones de los mercados laborales. Su último libro, escrito junto a Nicholas Barr, profesor de la London School of Economics, lleva un categórico título: La reforma necesaria: el futuro de las pensiones.
Su conclusión: en el futuro se podrán pagar pensiones. La cuantía es otra cuestión.
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La tasa de desempleo en España supera, en el momento de esta entrevista, el 26% de la población activa. ¿A qué factores podemos atribuir esta situación y cómo pueden ayudar sus investigaciones a mejorarla?
Soy consciente de la alta y terrible tasa de desempleo en España, así como de las tensiones que nacen de la disparidad entre las posibilidades de financiación del país y de la necesidad de poner en marcha acciones encaminadas a incrementar la demanda agregada.
En el caso del desempleo, influyen dos cuestiones de modo prioritario: la normativa que regula el mercado laboral –contratación, despidos o impuestos–; y las condiciones necesarias para promulgar normas que fomenten la eficiencia, la flexibilidad y el éxito en una economía. Hablamos no solo del crecimiento económico y de su efecto sobre los trabajadores y las empresas, sino de los aspectos educativos, formativos y de reciclaje de los profesionales en un mercado laboral sometido a la influencia de la demanda agregada, del ciclo económico.
Para que una economía vaya a mejor, conviene centrarse en los detalles estructurales del funcionamiento del mercado laboral con el fin de encontrar un equilibrio adecuado entre esa demanda y la inflación. El trabajo de investigación que desarrollo en estos momentos se enfoca, precisamente, en cómo engranar todas esas piezas y en cómo mejorar la interpretación de los datos económicos disponibles para poder establecer conclusiones, un proceso siempre inherente al debate político. Cambiar el marco analítico bajo el que estudiamos la propia economía es, en mi opinión, una parte importante de la contribución al progreso de la política económica.
¿Qué medidas específicas pueden impulsar los gobiernos para asegurar la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas?
Las pymes son cruciales para el funcionamiento de cualquier economía. La disponibilidad del crédito, bajo condiciones razonables, resulta esencial para comenzar una nueva actividad, expandirse o, sencillamente, seguir con el negocio. Los bancos españoles, como bien sabemos,
han tenido muchísimas dificultades. Es tarea del gobierno, en mi opinión, procurar acelerar el proceso para que los bancos puedan volver a ofrecer préstamos sujetos a las condiciones más adecuadas.
No queremos que los gobiernos dicten qué compañías merecen financiación, eso sería una invitación abierta a la corrupción.
No obstante, sí tienen el rol de ayudar a crear el entorno apropiado para el correcto
funcionamiento de las pequeñas y medianas empresas. Eso incluye, además de velar por la buena marcha del sistema de crédito, los aspectos legales relativos a los contratos y las relaciones entre la patronal y los trabajadores.
La Unión Europea y sus estados miembro, a excepción del Reino Unido, han optado generalmente por medidas de austeridad, en vez de por un gran estímulo monetario. ¿Considera que un enfoque es mejor que otro?
Me parece que es más bien una cuestión de resultados o consecuencias políticas. La decisión no refleja un estudio de diferentes circunstancias a las que se ha aplicado el mejor análisis económico disponible. El enfoque general adoptado en Europa es atroz.
Ello se manifiesta en la lentitud de la respuesta y en la caída del nivel con respecto al que existía antes de la crisis. Las políticas aplicadas han sido pésimas y creo que los historiadores señalarán a algunas de las figuras decisorias como causantes de un gran daño a sus respectivos países.
¿Cree usted que la recuperación de la crisis en los Estados Unidos de América cuenta con una base sólida?
No. La economía estadounidense es tan débil que exaspera y, por ello, resulta vulnerable ante cualquier obstáculo que pueda llegar. No hay ninguna razón para pensar que el futuro estará libre de obstáculos. El índice de paro en los Estados Unidos es crítico, aunque no llega ni de cerca a la penosa situación de España. Es vergonzoso que las políticas de la Reserva Federal se centren en afrontar los problemas en torno al déficit y la deuda —reales, pero para cuya resolución tenemos tiempo— y que se esté haciendo caso omiso a la crisis de desempleo, que causa un dolor elevado y duradero.
No se trata solo de una pérdida de ingresos en un periodo de mal funcionamiento económico, sino del impacto futuro sobre los trabajadores y la economía en su conjunto. El sufrimiento infligido a los desempleados de larga duración y a los jóvenes, quienes no tienen la oportunidad de obtener una experiencia que les permita incrementar sus rentas futuras, es terrible. El país ha atravesado 30 años de recortes lentos pero seguros que afectan a las inversiones clave para el futuro de una economía. Es una historia vergonzosa. Lo cierto es que los Estados Unidos pueden financiar
acciones que contribuyan a mejorar la situación, aunque en este país existe una tendencia
a invertir de manera insuficiente en el futuro.
¿Hemos aprendido de esta recesión?
Creo que hemos asimilado mucho. Los académicos están analizando datos y construyendo modelos sobre cuestiones de las que ya se habían ocupado antes, si bien en menor medida. El trayecto no es fácil. Primero porque el conocimiento detallado del que disponemos en torno a las dinámicas de interacción entre la intermediación financiera y la economía real se encuentra aún en una etapa incipiente. Segundo, porque la regulación bancaria está sometida a un proceso político en todos los países. A la reforma normativa bancaria y de los mercados de capital todavía le queda mucho camino por recorrer.
Para finalizar, le pedimos un pronóstico: ¿cómo cree que evolucionará la economía global en los próximos años?
Hay buenas señales y otras que dan miedo. Algunas de estas últimas están relacionadas con la política, otras con factores económicos.
Me preocupo, pero también creo que hay lugar para que las cosas vayan a mejor.
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