La situación sigue siendo frágil en Tailandia
Tras un año de buenos resultados económicos, se prevé que el crecimiento del PIB tailandés se desacelere situándose en el 4% en 2011.
Con una economía muy basada en las exportaciones [principalmente aparatos eléctricos, repuestos para automóviles, maquinaria], el país se ha visto negativamente afectado por la caída de la demanda global y la recesión de sus socios comerciales claves: Estados Unidos y Japón. El crecimiento se contrajo un 2,2% en 2009 ya que, además de la crisis económica mundial, la persistente inestabilidad política hizo mella en la confianza de los consumidores, la inversión extranjera directa y el importantísimo sector del turismo.
Sin embargo, la economía rebotó con fuerza en 2010, con un crecimiento del PIB del 12% en términos interanuales en el primer trimestre y del 9,1% en el segundo trimestre, debido sobre todo al auge de las exportaciones [en particular coches y electrónica], y también a un aumento de la inversión privada y del consumo. En el segundo trimestre, el turismo y la demanda interna no se vieron tan afectados por la inestabilidad política como se esperaba y el aumento de las exportaciones también contrarrestó el impacto. Tras una caída de la entrada de turistas del 13% en mayo, debido a los disturbios en Bangkok, el número de turistas enseguida se recuperó. Según datos del Ministerio de Comercio, las exportaciones aumentaron un 32,6% interanual entre enero y agosto, mientras que las importaciones subieron un 47,9%. Se prevé que a finales de año las ventas al exterior se moderen, debido a un enfriamiento de la demanda mundial y a una menor competitividad de las exportaciones tailandesas por la apreciación del baht frente al dólar estadounidense. En el tercer trimestre de 2010, el crecimiento ya se frenó, situándose en un 6,7% interanual [-0,2% respecto al trimestre anterior], debido a la caída de las exportaciones y de la producción agrícola; sin embargo, el crecimiento del PIB registrará un aumento del 7% en el conjunto del año. Las graves inundaciones han perjudicado a las tierras de cultivo en otoño de 2010, lo que podría afectar negativamente al índice de crecimiento.
La inflación aumentó en el primer semestre de 2010, impulsada por el fuerte ritmo de la economía, pero se frenó en agosto y en septiembre de 2010 debido a los subsidios públicos [por ejemplo, al coste de la energía y al transporte] y la fortaleza del baht suavizó el precio de las importaciones. Para el conjunto de 2010, se prevé que los precios de consumo aumenten un 3,3% interanual.
El buen estado de salud del sector bancario ha mejorado significativamente. Según el Banco de Tailandia, los préstamos impagados brutos de los bancos se redujeron, hasta situarse en el 4,2% del total de préstamos en el tercer trimestre. Política económica Como muchos otros países, Tailandia ha aplicado políticas fiscales y monetarias expansivas para hacer frente a la crisis económica. En enero de 2009, el parlamento aprobó un paquete de estímulo de 3.350 millones de dólares estadounidenses destinado a impulsar la economía. El gasto de consumo debería verse estimulado por ayudas en efectivo a las personas con rentas bajas, recortes fiscales, préstamos para la educación y subsidios al transporte y los servicios públicos. En julio de 2009 se lanzó un nuevo paquete de estímulo de 42.000 millones de dólares estadounidenses, destinado a generar empleo e ingresos mediante inversiones públicas [proyectos de infraestructura, sanidad pública, escuelas y hospitales] a lo largo de los próximos tres años. Esta política fiscal expansiva llevó el déficit fiscal al 4,4% del PIB en 2009. Debido al fuerte rebote económico, se prevé que el déficit presupuestario se reduzca hasta situarse este año en el 2,2% del PIB. Con el aumento de las presiones inflacionistas, debido al buen comportamiento de la economía en el primer trimestre de 2010, el banco central subió el tipo de interés de referencia en julio y agosto hasta el 1,75% anual, el primer aumento en casi dos años. El 1 de diciembre se aprobó una nueva subida, hasta el 2%, lo que parece indicar que el Banco de Tailandia considera que la inflación es un problema mayor que un crecimiento frenado.
El tipo de cambio del baht ha aumentado de manera estable este año, debido a la buena marcha de la economía y a las subidas del tipo de interés, que impulsaron un aumento de las entradas de capital. Entre enero y noviembre, el baht se apreció un 11% frente al dólar estadounidense, alcanzando su máximo nivel en 13 años, lo que preocupa al Gobierno y a los exportadores, ya que un baht persistentemente fuerte perjudicaría la competitividad de las exportaciones tailandesas. Para mitigar las presiones de apreciación del baht, el Banco Central suavizó las restricciones a las entradas de capital en octubre, permitiendo que las empresas invirtieran y prestaran más en el exterior y facilitando la repatriación de las ganancias generadas en el extranjero. Además, el Gobierno eliminó una exención fiscal del 15% sobre los ingresos de bonos nacionales para los inversores no residentes, con el objetivo de frenar la entrada de inversiones extranjeras y para prevenir burbujas de activos. Perspectivas
Tras un año de buenos resultados económicos, se prevé que el crecimiento del PIB se desacelere situándose en el 4% en 2011, ya que las exportaciones tailandesas se verán afectadas por una caída del crecimiento mundial, especialmente habida cuenta de que la recuperación de Estados Unidos y Japón sigue siendo frágil y el crecimiento se enfriará en China. Se espera que la demanda interna sea uno de los principales motores del crecimiento, pero cualquier deterioro de la situación política podría debilitar la confianza de los consumidores y de los inversores. Se prevé que el déficit presupuestario aumente hasta un aceptable 3,4% del PIB. La capacidad de pago soberana de Tailandia está garantizada por un nivel de deuda exterior manejable y reservas exteriores más que adecuadas.
Al igual que otras monedas asiáticas, el baht seguirá sometido a presiones de apreciación, ya que la reciente decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de iniciar otra ronda de expansión cuantitativa probablemente reduzca el rendimiento de los activos estadounidenses, impulsando mayores flujos de capital de inversión a corto plazo hacia mercados emergentes como Tailandia. Una nueva apreciación del baht perjudicaría a las exportaciones. Por consiguiente, no cabe descartar nuevas medias de control sobre el capital por parte de las autoridades tailandesas para controlar la volatilidad de la moneda. Si bien las políticas macroeconómicas son prudentes, son necesarias más reformas estructurales, en particular una liberalización de los sectores de la electricidad y las comunicaciones, y una mejora de las infraestructuras y la educación. |
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