Muchos de los negocios que nos rodean son franquicias. Buena parte de las empresas de hostelería y comercio minorista siguen este modelo de negocio basado en una persona, física o jurídica, el franquiciador, que concede a otra, el franquiciado, el derecho de operar bajo su marca comercial. Este derecho conlleva la utilización de su sistema de negocio a cambio de una compensación financiera. La principal ventaja es empezar a operar en un negocio conocido y saltarse ciertas fases costosas, como crear una marca, diseñar espacios o elaborar procedimientos. Pero el modelo de franquicia también tiene hándicaps, como inversiones elevadas, especialmente cuando hay que comprar o alquilar un local y adecuarlo a los requerimientos de la franquiciadora.  Frente a esta realidad cada vez surge con más fuerza un modelo basado en la franquicia sin local. El modelo es el mismo, pero no es necesario un espacio físico, como una tienda o una oficina comercial. Esto permite que el franquiciado pueda realizar las operaciones utilizando principalmente recursos tecnológicos.   Ventajas de una franquicia sin local La principal ventaja de una franquicia sin local es la reducción de los gastos operativos frente a otros tipos de franquicias que requieren alquilar o comprar un espacio y adecuarlo.  Admite un abanico de tipologías de negocio, generalmente vinculados con servicios de consultoría, digitales, educación en línea o financieros. Estos son algunos ejemplos:  •    Consultoría y servicios profesionales: servicios de asesoramiento de todo tipo, incluyendo servicios legales, contables, de recursos humanos, marketing digital o planificación financiera. •    Educación y formación: academias de idiomas, de nuevas tecnologías, cursos de habilidades empresariales como ventas o gestión de proyectos. •    Servicios a domicilio: de todo tipo desde cuidados del hogar, mantenimiento, cuidado de mascotas.  •    Venta online: ejerciendo de intermediarios sin que necesitan stock de producto, ya que se manda del fabricante o mayorista al consumidor.  Permite flexibilidad del lugar de trabajo, con el único requisito de una buena conexión a Internet. Acceso a un mercado mucho más amplio. El renunciar a un local conlleva que no se trata de un negocio de proximidad y se puede llegar sin restricciones a clientes en diferentes ubicaciones geográficas. El franquiciado y sus trabajadores tienen más más libertad para gestionar su tiempo y recursos, lo que puede aumentar la satisfacción laboral y la eficiencia.   Inconvenientes de la franquicia sin local  Limitaciones de crecimiento, ya que la marca de una franquicia sin local tiene menor visibilidad y se basa en acciones proactivas online para darse a conocer. Mayor dependencia tecnológica para operar en su relación con los clientes y el franquiciador. Gestión remota de equipos dispersos geográficamente, lo que requiere crear sistemas efectivos de comunicación y coordinación. Menor contacto directo con los clientes, ya que la falta de un local dificulta la interacción directa y personal con los clientes, lo que puede conllevar dificultades a la hora fidelizar o crear experiencias positivas de cliente. Menor confianza del cliente por la ausencia de establecimiento físico. Regulaciones específicas, ya que prestas ciertos servicios en otros países requiere de autorizaciones o cumplimientos normativos que limitan el crecimiento.   Conclusión En definitiva, las franquicias sin local ofrecen una alternativa atractiva para emprendedores que buscan crecer con una franquicia sin necesidad de una inversión muy elevada. Además, este tipo de negocios, con una importante carga tecnológica, son cada vez más demandados, aceptados por más clientes y fáciles de implementar. Esto no quita la existencia de retos como gestionar un negocio con trabajadores y colaboradores en distintas ubicaciones o conseguir una percepción adecuada por los clientes y crecer.