11Dez2024

Exprimir las ventajas competitivas y comparativas

Las ventajas competitivas nos ayudan a destacar en un mercado mientras las ventajas comparativas nos ayudan a optimizar recursos en un contexto global.

Exprimir las ventajas competitivas y comparativas
La capacidad de diferenciación de las empresas en los distintos mercados en los que opera es cada vez más relevante en el entorno competitivo en el que nos movemos. Por ello, tener alguna ventaja competitiva o ventaja comparativa es clave. Estos conceptos plantean importantes diferencias.    Qué es la ventaja competitiva La ventaja competitiva refleja las capacidades de una empresa para diferenciarse de sus competidores y ofrecer productos o servicios que son percibidos como superiores por los clientes. Por tanto se centra en aquellas estrategias que permiten a una empresa destacar en un mercado específico, y su objetivo es atraer y retener a los clientes frente a la competencia. Existen dos tipos principales de ventaja competitiva: •    Liderazgo en costes. Cuando una empresa puede producir bienes o servicios a un coste más bajo que sus competidores y, por tanto, puede ofrecer precios más reducidos y vender más o disfrutar de mayores márgenes de ganancia. •    Diferenciación. Con productos o servicios únicos frente a la competencia, o percibidos así por los clientes, que permiten vender más y cobrar precios más elevados.   Qué es la ventaja comparativa La ventaja comparativa es la capacidad de producir un bien o servicio a un precio menor en comparación con otros operadores. En la economía clásica está asociada con las características de un país. Por ejemplo, Islandia, a pesar de su pequeño tamaño y no tener minas de bauxita es uno de los países líderes en refinar aluminio, ya que en este proceso se consume mucha energía e Islandia ofrece energía geotérmica e hidráulica muy barata. La ventaja comparativa explica por qué es beneficioso para los países especializarse en la producción de ciertos bienes y comerciar con otros, pero también puede aplicarse a procesos, incluso dentro de la empresa. Diferencias clave entre ventaja competitiva y comparativa De forma sencilla, la ventaja competitiva se enfoca a competir con otros operadores mientras que la comparativa persigue aprovechar las ubicaciones donde resulta más eficiente producir dados los recursos materiales o humanos.      Cómo aprovechar las ventajas competitivas y comparativas Estos dos conceptos no son excluyentes y en muchos casos pueden ser complementarios. Aprovechar la ventaja competitiva exige identificar qué aspectos diferencian a tu empresa de la competencia y aprovechar esos puntos fuertes:  •    Análisis del entorno competitivo. Cuáles son los competidores, qué ofrecen, cómo diferencian sus productos o servicios, cuáles son sus puntos fuertes y débiles. •    Desarrollar su propia estrategia competitiva. Basada en alguno de los dos puntos que hemos señalado anteriormente: liderazgo en costes, optimizando procesos e implementando mejoras en la eficiencia operativa, tecnologías o proveedores que ofrezcan mejores condiciones, o diferenciación, mejorando la calidad o la experiencia del cliente para que perciba al producto o servicio como único por parte de sus clientes. •    Innovación y adaptación. Buscando mejorar continuamente productos o servicios y manteniendo un enfoque en las necesidades cambiantes de los clientes. El objetivo es mantener la ventaja competitiva a lo largo del tiempo. •    Fidelización del cliente. Se busca no solo que un cliente compre el producto, sino que repita esta compra a lo largo del tiempo. Para ello es importante construir relaciones sólidas con los clientes a través de la personalización, el mejor servicio o los programas de fidelidad. Mantener a los clientes actuales es una de las formas más eficientes de mantener una ventaja sobre los competidores. Si se quiere aplicar la ventaja comparativa en la empresa, hay que tener muy en cuenta como cada vez más organizaciones participan en cadenas de suministro globales o buscan especializarse en áreas donde tiene una ventaja relativa. Para ello se pueden seguir los siguientes pasos: •    Analizar las áreas con mayores capacidades de mejora de eficiencia. En lugar de intentar hacer todo, buscar y especializarse en las actividades en las que se es más eficiente o se tiene acceso a recursos únicos (habilidades, tecnología, materias primas, etc.). •    Outsourcing. Conseguir ventajas comparativas subcontratando procesos o productos a otros proveedores más eficientes. Esto permite a la empresa concentrarse en su ventaja comparativa. •    Alianzas estratégicas. Colaborando con otras empresas que tengan fortalezas complementarias. Cada una se puede especializar en lo que mejor hace y luego combinar los resultados para ofrecer un producto final más competitivo. •    Eficiencia en la asignación de recursos.  Por ejemplo, asignando a los empleados a tareas donde sean más productivos, o utilizando tecnología para automatizar procesos. En definitiva, las ventajas competitivas ayudan a destacar en un mercado frente a la competencia y atraer más clientes mediante la reducción de costes o la diferenciación de productos. Mientras, las ventajas comparativas permiten optimizar los recursos al especializarse en aquello que se puede hacer de manera más eficiente, ya sea dentro de la empresa o en colaboración con otros, lo cual es especialmente útil en un contexto global, en el que no solo hay competencia, también hay posibilidades de colaboración.
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