Cierta estabilización en Hungría tras una profunda recesión
Es muy posible que la economía toque fondo en el primer trimestre o en el primer semestre de 2010, y los expertos predicen una lenta recuperación en el segundo semestre del año.
Tras años de gastos excesivos en el sector público y en el sector privado, que permitieron un fuerte crecimiento del PIB, pero también elevados déficits gemelos, la economía húngara ha caído en una profunda recesión. La brusca caída del florín húngaro a finales de 2008 aumentó los riesgos de los créditos comerciales, al crecer drásticamente la carga del servicio de la deuda de hogares/empresas/deudores públicos con un fuerte endeudamiento en euros. Para apuntalar el florín y las muy erosionadas reservas nacionales, la UE y el FMI introdujeron un paquete de emergencia de 25.800 millones de dólares. En el segundo semestre de 2009, la tasa de cambio del florín se recuperó, y el gobierno apoyó un cambio hacia préstamos denominados en florines, aunque los préstamos existentes en monedas extranjeras siguen representando un riesgo considerable.
En 2009, el PIB se contrajo un 6,3%, debido al impacto de las restricciones presupuestarias en los sectores orientados a la demanda interna, mientras que las exportaciones industriales sufrieron como resultado de la crisis económica en la zona euro. Sin embargo, una consolidación fiscal controlada por el FMI permitió una reducción del déficit presupuestario, que pasó de un máximo del 9,4% del PIB en 2006 al 3,9% en 2009, al introducir el gobierno más medidas de austeridad, reducir todavía más el gasto del sector público y aumentar los impuestos, en particular el IVA.
El sector de la construcción sigue sometido a una tensión considerable, y se prevé que registre una contracción por quinto año consecutivo, debido a la caída de la demanda, a lo que se suman unas condiciones más estrictas para la financiación de proyectos. Los sectores del acero y de la construcción han sido víctimas de la caída de la demanda a escala mundial, y los productos electrónicos de consumo se han visto muy afectados por la reducción del gasto de los consumidores. Todos estos sectores siguen considerándose sectores de alto riesgo en Hungría.
En 2009, las empresas húngaras se vieron afectadas por la reticencia de los bancos a la hora de conceder créditos. Por lo general, los bancos se han mostrado muy cautos en la concesión de préstamos, retirando coberturas, aumentando los precios e imponiendo condiciones más estrictas. Además de la crisis económica, la principal razón debe buscarse en un ahorro que se sitúa en mínimos históricos y un aumento de los costes de financiación. El sector de la construcción y las PYME se han visto especialmente afectados por las restricciones crediticias, aunque, en los últimos seis meses, Crédito y Caución ha observado que, con la creciente estabilización económica, los bancos han aumentado el crédito y han relajado las condiciones.
Se prevé una recuperación en el segundo semestre de 2010
Los retrasos en los pagos son frecuentes en todos los sectores, e incluso los compradores públicos, como ayuntamientos y ministerios, pagan tarde. Por lo general, el número de impagos aumentó en 2009 debido a la crisis, y la tendencia global sigue siendo negativa. Sin embargo, es posible que se produzca cierta mejora en el segundo semestre del año.
Las insolvencias corporativas aumentaron un 30% interanual en 2009, superando las 14.000. Esta tendencia se ha mantenido en 2010, con más de 4.000 insolvencias registradas en el primer trimestre. Este año se prevé que los casos de insolvencia sigan creciendo, lo que afectará principalmente a los sectores de la construcción, la alimentación, los bienes de consumo duraderos, las TI y las ventas minoristas.
Es muy posible que la economía toque fondo en el primer trimestre o en el primer semestre de 2010, y los expertos predicen una lenta recuperación en el segundo semestre del año. Para el conjunto de 2010, se prevé que el PIB se contraiga entre un 0,5% y un 1%. Para controlar el déficit presupuestario será necesaria una estricta disciplina fiscal, y las medidas de austeridad seguirán frenando la demanda interna. |
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