18Set2023
La servitización de la economía
La filosofía de la servitización pasa por ofrecer servicios vinculados a un producto. ¿ventajas? Por partida triple: para la empresa, el usuario y el medioambiente.
El término servitización fue introducido por primera vez en los años 80 por los autores Sandra Wandermerwe y Juan Rada para referirse a “la tendencia entre las empresas de ir basando sus negocios cada vez más en los servicios para ganar competitividad en el mercado”. Poco a poco, la idea, apoyada en tres pilares: las grandes posibilidades que ofrecían las nuevas tecnologías, el cambio de hábitos de los consumidores, cada vez más proclives al modelo de uso frente al de propiedad, y la tendencia mundial hacia la sostenibilidad, fueron allanando el camino para la explosión de la servitización que hoy está a la orden del día con servicios tan cotidianos como el leasing o el streaming. Se confirmaba así la visionaria afirmación de Wandermerwe y Rada, al tiempo que se consolidaban dos extremos: el paulatino cambio de modelo de propiedad vs uso y el impulso de la economía circular a través de la servitización. “En los últimos años, nuestra economía y la forma en la que consumimos ha cambiado drásticamente gracias a los nuevos modelos de negocio surgidos a raíz de la digitalización. En la mayoría de los casos, estos modelos llevan asociados una serie de beneficios en términos de sostenibilidad o accesibilidad que han favorecido su auge. Podemos ver ejemplos en diversos sectores, desde la movilidad compartida a los marketplaces de venta de productos de segunda mano”, señala en este sentido María Lázaro, directora de Desarrollo y Marketing de Adigital, Asociación Española de la Economía Digital. “La servitización ha venido para quedarse. El consumidor de hoy en día es cada vez más digital e hiperconectado, pero también da importancia a valores como la sostenibilidad, el impacto positivo o el consumo consciente”, añade Lázaro. Cada vez son más los sectores y actividades que se suman a la servitización. Un par de datos lo confirman: según el estudio Annual Manufacturing Report 2017, de Hennik Group, distintos tipos de servicios están presentes en más de un 70% de las empresas manufactureras de todo el mundo. Por otro lado, la firma norteamericana de consultoría estratégica Bain & Company señala que, en el sector de la maquinaria industrial, algunas empresas ya están generando más del 50% de sus ingresos y el 100% de las ganancias con los servicios. Aparte de las manufacturas y la maquinaria industrial, los ejemplos de servitización más conocidos e implementados son el software, que a partir de los años 90 empezó a comercializarse como servicio en vez de como producto, el leasing de vehículos, el streaming del entretenimiento o el furniture as a service. La servitización genera ventajas por partida triple. Para la empresa, ofrecer servicios vinculados a un producto supone ingresos extra que en muchos casos se convierten en el principal valor de negocio. También le permite detectar oportunidades de negocio, al estar en permanente contacto con el usuario, y fidelizarlo con servicios útiles e innovadores. El usuario no tiene que asumir responsabilidades inherentes a la propiedad, como revisiones o seguros, ni hacer grandes desembolsos de dinero de una vez, sino pagar pequeñas cuotas. Para el medioambiente, la servitización de una empresa conlleva una considerable reducción de materiales de fabricación, puesto que un mismo producto puede ser usado por muchas personas y, por ende, su impacto medioambiental es menor. Además, a las empresas les interesa que la duración y rendimiento de sus productos sea mayor para obtener así más beneficios. De esta manera, se impulsan los tres principios de la economía circular: reducir, reusar, reciclar, en contraposición con comprar, usar y tirar. Según el World Economic Forum, los gobiernos tienen la oportunidad de fomentar la adopción de los principios innovadores de la economía circular de muchas maneras, y la servitización es una de ellas. Los servicios verdes son un ejemplo. La contratación pública es una “herramienta estratégica que puede conducir a la rápida implementación de nuevas soluciones técnicas, libres de fósiles y flujos circulares”, señala Anna Möller Wrangel, Jefa de la Unidad de Estrategia y Jefa en funciones de la Unidad de Negocios de la Agencia Nacional de Contratación Pública de Suecia. Un ejemplo: el gobierno de Bogotá ha desplegado 400 autobuses híbridos utilizando un modelo de producto como servicio para las baterías de los vehículos, consideradas el componente más peligroso de los autobuses híbridos y eléctricos. ¿Ventajas? El gasto de capital para adquirir un autobús híbrido es menor, el gasto operativo también se reduce en comparación con los autobuses diésel tradicionales, cuya compra y funcionamiento son más costosos y el impacto ambiental es mucho menor.