14Jul2021

¿Qué son los mercados de futuros?

Nacidos en el siglo XIX, los contratos de futuros surgieron para proteger al comercio de materias primas de las variaciones de precios.

¿Qué son los mercados de futuros?
Una de las máximas preocupaciones en torno a toda operación comercial es la búsqueda de fórmulas que disminuyan sus múltiples riesgos. El seguro de crédito es un buen ejemplo, que reduce drásticamente el riesgo de impago. Otro ejemplo son los mercados de futuros. Nacidos en el siglo XIX, los contratos de futuros o forwards, surgieron para proteger a los productos de materias primas, inicialmente agrarias, ante variaciones de precios.  Así los mercados de futuros surgen como alternativa a los mercados de contado y su elevada volatilidad de precios, que se producía el momento en el que se hacía la transición, principalmente cuando terminaba la cosecha y podían producirse enormes cambios tanto en la demanda como en la oferta y con ello en los precios. Mercados como el Chicago Board of Trade, surgido en 1848 en Chicago, donde se concentraban buena parte de las operaciones de cereales en Norteamérica, fueron el origen de los mercados de futuros actuales. En un principio su actividad se centró en materias primas o commodities agrícolas como el trigo o el maíz, pero se ha diversificado hacia otros productos, incluidos los financieros.   Cómo funciona un mercado de futuro El mecanismo de funcionamiento de los primeros mercados de futuros era sencillo. Este se basaba en los contratos forward que se configuraban como contratos a plazo entre las partes, en los que se fijaban unas determinadas condiciones como la cantidad, la calidad del producto y el precio a una fecha de vencimiento. Por ejemplo, un contrato sobre maíz a 181,50 dólares por tonelada con vencimiento a abril de 2022. A través de este sistema, el vendedor y el comprador tienen siempre garantizado un precio de la compraventa. Con respecto a ese precio pueden ocurrir tres cosas llegado el vencimiento: que el precio de mercado sea igual al pactado, mayor (lo que supone una plusvalía para el comprador y una minusvalía para el vendedor) o menor (minusvalía para el comprador; plusvalía para el vendedor).    De producto de cobertura a producto de inversión El problema de los primeros mercados de futuros fueron los incumplimientos por las partes en el momento del vencimiento. Para paliarlo se creó una nueva figura, la Cámara de Compensación, que se sitúa entre las partes compradora y vendedora y es la obligada de cerrar las operaciones.  Este organismo compensa diariamente las diferencias entre el precio estipulado al vencimiento y el que vaya cotizando cada día. Con todo ello, se crean mercados de futuros plenamente organizados que ofrecen ventajas claras: •    Se establecen unas condiciones de negociación claras, permitiendo la compra y venta de estos futuros antes de su vencimiento. •    Se garantiza el cumplimiento de los contratos estableciendo para ello cámaras de compensación de los contratos. Un futuro, por tanto, no deja de ser un producto derivado, un instrumento financiero cuyo valor deriva de la evolución de los precios de otro activo, denominado activo subyacente.  Los activos subyacentes son por ello muy variados: materias primas, productos semifacturados como la pasta de papel, metales, combustibles, acciones, productos financieros de renta fija, tipos de interés, divisas… Por ello, un futuro no deja der ser también un producto especulativo que se compra y vende en los mercados de futuros de acuerdo con las expectativas de subida o bajada de precio del activo subyacente.   Los dos tipos de participantes en los mercados de futuros Una de las consecuencias más importantes del funcionamiento de los mercados de futuros es que su dinamismo es el resultado de una dualidad entre dos tipos de participantes igualmente indispensables: •    Aquellos que participan con el objetivo de protegerse del riesgo mediante una cobertura frente a la volatilidad de precios de un activo subyacente. Son los que crean la necesidad de la existencia de este mercado. •    Los inversores que aprovechan esa necesidad y asumen riesgos en partir de sus previsiones sobre la evolución que tendrán los precios con el objetivo de obtener beneficios futuros. En estos casos es muy común realizar liquidaciones adelantadas antes de que venza el futuro. Los inversores no solo aportan liquidez, sino que contribuyen a que los precios y cotizaciones de los diferentes mercados tiendan a equilibrarse y corrigen posibles ineficiencias. En definitiva, cobertura y especulación van de la mano en unos mercados de futuros que manejan miles de millones de euros anualmente.
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