Hay que mejorar el acceso de las pymes a la financiación
cycnews reproduce de forma íntegra la entrevista publicada en cycprisma al español con un mayor peso en un organismo económico internacional, Beñat Bilbao- Osorio.
Formado en la London School of Economics y en la Universidad de Deusto, Beñat Bilbao-Osorio concibe la competitividad como algo que va unido a la formación, a los pupitres, y no solamente a la reducción de costes salariales y de plantillas, una receta que está a la orden del día. El suyo es un camino contrario a la corriente, lo que no resulta extraño en absoluto viniendo de un profesional que en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE] y en la Comisión Europea se ha labrado siempre un perfil de profesional sincero y franco. No tiene inconveniente alguno en pronunciar palabras que pueden inquietarnos [`la salida de la recesión no puede depender sólo del turismo´], pero también que nos dan esperanza [`la crisis comenzará a remitir a finales de este año´].
¿Cómo valora el papel de las aseguradoras de crédito en el entorno multipolar global?
Tienen un papel muy importante, porque la financiación y el aseguramiento de las exportaciones son imprescindibles para que realmente esas compañías puedan seguir vendiendo sus productos en el exterior. ¿Y el rol de los seguros de crédito frente a los potenciales riesgos financieros que afrontan las exportaciones?
En el sentido de que el acceso a la financiación continúa siendo muy importante, el seguro de crédito también lo es para apoyar las exportaciones de las empresas españolas. ¿Y cómo se puede hacer llegar el crédito a la actividad productiva y a las pymes? El acceso al crédito es una de las grandes debilidades en España en estos momentos. Pero el factor principal, y lo que se debe recobrar, es la confianza de los mercados. O sea, que el crédito fluya de manera eficiente, como había sucedido antes de la crisis. Las reformas deben ir orientadas en este sentido. Se trata de recobrar una estabilidad que dé una mayor credibilidad y genere más confianza. Pero hoy por hoy puede existir una especie de fallo de mercado en el acceso al crédito porque no fluye, incluso cuando hay proyectos que son viables. En este caso, lo que se podría analizar son líneas de crédito que pueden surgir a través de bancos públicos, como está planteando actualmente el presidente Françoise Hollande en Francia. Para acceder a la entrevista íntegra incluida en el último número de la revista, cycprisma 15, pulse sobre la imagen.
Analizamos 12 pilares dentro de esos factores que determinan la productividad, que van desde el funcionamiento de las instituciones hasta las infraestructuras, pasando por la educación. España, para poder competir internacionalmente, tiene que apoyarse en un estado de innovación. O sea, su habilidad competitiva tiene que proceder de ahí y no de su capacidad para reducir costes. De esta forma, los factores relacionados con la innovación son los que influyen en la competitividad del país. Y aquí se incluyen, por ejemplo, temas relacionados con las Tecnologías de la Información y Comunicación [TIC] o los niveles educativos. En el último encuentro del Foro Económico Mundial se habló de dinamismo con flexibilidad [resilient dynamism] y de optimismo prudente [cautious optimism]. ¿Cómo se pueden compaginar ambos conceptos en la práctica empresarial? Estos dos términos parecen ser un poco el anverso y el reverso de una misma moneda, pero están muy relacionados entre sí, en el sentido de que las economías más productivas y dinámicas son también las que mejor resisten. Lo vemos en Europa, donde hay economías, como Suecia, Suiza o Alemania, que han sabido aguantar de manera más efectiva los envites del ciclo económico. Y, por otro lado, están las del sur europeo que, desgraciadamente, han evidenciado una menor capacidad para resistir. En el FEM creemos que ambos conceptos están muy ligados a la idea de productividad y competitividad. Varios informes del FEM reflejan una brecha entre los niveles de competitividad de Estados Unidos y Europa. ¿Por qué medidas pasaría la recuperación de la competitividad y la reducción de los desequilibrios en la Unión Europea?
La competitividad pasa por aumentar la productividad. Es ésta la que determina el potencial de un país o de una región para aportar mayores niveles de prosperidad a sus ciudadanos. Entonces, ¿cómo podemos mejorar la prosperidad en el Viejo Continente? Hay que entender que existen niveles de prosperidad muy distintos entre el norte y el sur de Europa o entre el este y el oeste. No se puede aplicar una receta homogénea. Aun así, en el FEM hemos identificado tres áreas para aumentar esa competitividad: fomentar un mayor nivel de innovación y aprendizaje, lograr un mercado interior en bienes y servicios y, finalmente, movilizar el talento, algo muy ligado a una mayor flexibilización del mercado laboral. Si no hay receta común, ¿qué medidas específicas podrían recomendarse a España?
España ha empezado a emprender una serie de reformas que realmente se necesitan para incrementar esa productividad. Por ejemplo, la reestructuración del sistema bancario algo imprescindible o la reforma laboral. Pero donde vemos un cierto retraso es en el capítulo de la innovación y la educación, que son los pilares principales que pueden aportar un cambio estructural. Esto es lo que realmente necesita la economía española.
Junto al turismo, las exportaciones se han convertido en el motor de la economía española. ¿Son suficientes estas dos industrias para salir de la recesión o necesitamos otros impulsos?
Las exportaciones no se pueden considerar un sector. Son el resultado de una serie de empresas de determinadas áreas que están siendo muy competitivas y que son capaces de vender en el exterior. En el caso de España, está muy ligado a esos recortes de costes que se están realizando y también a la búsqueda de eficiencia. En el medio y largo plazo, la salida de la crisis no puede depender única y exclusivamente del turismo y de un grupo de compañías que están exportando. Tiene que ir encaminada hacia un incremento generalizado de la productividad y eso pasa, en general, por que firmas de todos los sectores ofrezcan productos y servicios de mayor valor añadido. Para lo cual necesitarán un mayor grado de conocimiento, know how, tecnología El 99,88% de las empresas españolas son pymes. ¿Qué medidas debe aplicar la Administración para convertirlas en la locomotora que necesita la economía del país?
Los dos grandes retos que tienen las pymes para ser competitivas son la financiación, donde ha existido un gran estrangulamiento, y el acceso a la tecnología. La pyme en España, con notables excepciones, sobre todo más las medianas que las pequeñas, continúa teniendo un déficit tecnológico, especialmente si lo comparamos con Alemania, donde esa pequeña y mediana industria ha tenido la visión de invertir y valorar el acceso a la tecnología. La política económica debería ir orientada, por lo tanto, a mejorar el acceso que tienen las pymes a la financiación y fomentar su desarrollo tecnológico.
Para renovar el modelo económico español: ¿es posible compaginar una transformación de esta profundidad con los actuales niveles de inversión públicos y privados en I+D+i?
Hace falta un mayor equilibrio macroeconómico y fiscal. Sin embargo, tiene que haber una consolidación inteligente en el presupuesto. La inversión en I+D+i será uno de los grandes motores que posibilite esa transformación económica en el país. Por lo tanto, es algo que se debe fomentar y no recortar. A mi juicio, los actuales niveles de I+D+i son excesivamente bajos para poder apoyar con fuerza ese cambio estructural hacia actividades de mayor nivel añadido que necesita la economía. Las reformas en España para ganar competitividad tienen un alto coste social. ¿Hasta qué punto es sostenible esta fórmula? Se deberían comunicar mejor las razones de estas medidas para que la sociedad entienda por qué se están realizando. Y también tiene que haber la esperanza de que servirán para lograr un resultado positivo en el medio plazo. Lo que sucede es que buscar ese equilibrio resulta siempre complicado. La austeridad se ha extendido como receta contra la crisis. ¿Le parece acertada?
La austeridad no es un camino a seguir per se. Los ajustes, la búsqueda del equilibrio económico y la disciplina fiscal resultan necesarios, pero lo que hay que analizar son los tiempos, porque cuando se realizan estos ajustes de forma brusca y precipitada pueden tener un elevado coste social y económico. En España, esa austeridad viene marcada por los países del norte. Hace falta una labor de divulgación y una cierta flexibilidad en los criterios del déficit. Es necesario un equilibrio entre el ritmo de los ajustes y la disciplina fiscal.
¿Cuándo saldremos de la crisis? Es una crisis que está durando mucho tiempo y genera una enorme desconfianza, así como situaciones muy poco sostenibles para muchas familias, que han quemado todo los soportes de ayudas sociales y familiares, uno de los pilares que ha sustentado la resistencia social dentro de España. Parece ser que la crisis comenzará a remitir a finales de este año y que, el que viene, ya entraremos en una senda de crecimiento, aunque pervivirá la incertidumbre.
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