04Set2024

La carrera de los nanochips

En CyC Prisma analizamos la carrera para crear los semiconductores, cuyas tensiones geopolíticas y barreras comerciales pueden llevarnos a un mundo cada vez más fragmentado.

La carrera de los nanochips
El primer transistor, un interruptor o puerta que controla una señal en un circuito eléctrico, de los que un iPhone actual cuenta con miles de millones, fue puesto en funcionamiento por primer vez con éxito en 1947 por los Laboratorios Bell de Nueva Jersey (Estados Unidos). Un transistor está formado por un material semiconductor que puede conducir corriente entre el metal y un aislante cerámico, lo que permite una manipulación fácil y segura. Este simple pero decisivo invento, terminó por reemplazar toda la tecnología eléctrica de los tubos de vacío, usados en los primeros ordenadores, televisores y radios.  Inicialmente los transistores planteaban el problema de que solo se podían utilizar en grandes placas de circuitos impresos, con un número limitado de componentes conectados entre si –transistores, resistencias, condensadores, aislantes, etcétera– usualmente soldados a mano. El problema se conocía como “la tiranía de los números”, ya que la limitación física impedía aumentar el rendimiento de los diseños debido al enorme número de componentes implicados.  El problema fue resuelto por Jack Kilby de Texas Instruments en 1958 cuando ideó el primer circuito integrado, que conectaba un pequeño número de transistores con condensadores y resistencias en una única pieza semiconductora de germanio. Kilby obtuvo el Premio Nobel por este invento. Más tarde, a partir de los años 60, el germanio se substituyo por el silicio, y a partir de entonces se puso ya en marcha definitivamente la carrera de la miniaturización. “Aproximadamente cada dos años se duplica el número de transistores en un circuito integrado.” Esta es la famosa observación de 1965 de Gordon Moore, fundador de Intel, que más tarde se convirtió en la Ley de Moore y que ha seguido impulsando la miniaturización de los semiconductores hasta la fecha. La Ley de Moore ha resultado ser verdaderamente revolucionaria, no sólo en lo referente a la potencia de los microprocesadores de los ordenadores sino también para su fabricación con la maquinaria litográfica que graba los circuitos en dimensiones minúsculas. Ya no hablamos de centímetros, milímetros o incluso micrómetros, sino de nanómetros (nm), mil millones de veces más pequeños que un metro o una millonésima parte de un milímetro, si se puede imaginar. El último chip Nvidia H200 para IA cuenta con la inimaginable cifra de 80.000 millones de transistores utilizando tecnología de 4nm de la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC). Mientras tanto, el mayor chip de IA del mundo, anunciado en marzo de 2024 y producido por Cerebras Systems, con sede en California, contiene la friolera de 4 billones de transistores en arquitectura de 5nm.  Toda la tecnología basada en la producción de semiconductores se ha convertido en un asunto crítico en la arena geopolítica mundial. Los pequeños chips no solo son vitales para los dispositivos de consumo, los equipos de diagnóstico médico, la robótica y las aplicaciones IA, sino también para la tecnología militar. La carrera para el desarrollo de armas cada vez más inteligentes y potentes ha impulsado a Estados Unidos a prohibir la venta de semiconductores de uso dual, especialmente a China y Rusia, ya que podrían ser también incorporados en misiles autónomos de ultima generación, aviones teledirigidos, satélites y cameras de alta tecnología. Además, Estados Unidos ha convencido a otros países como Japón y Corea del Sur, y a los países europeos, para que prohíban la venta de los sistemas avanzados de litografía para la fabricación de los semiconductores más pequeños e inteligentes. Así, Rusia depende de China para la obtención de chips para la IA, y la mismísima China tiene dificultades para poder mantenerse al día.      El control de los chips Los semiconductores avanzados, fundamentales en el desarrollo y el funcionamiento de la IA, cada vez ocupan un lugar más central en las conversaciones sobre comercio y relaciones internacionales. Los controles estadounidenses a la exportación que impiden la venta de chips semiconductores avanzados a China tienen como objetivo limitar la capacidad de este país para desarrollar sistemas avanzados que utilicen IA. Japón y Países Bajos también aplican actualmente controles a la exportación que frenan el suministro de chips disponibles para el mercado chino. Es probable que las primeras leyes destinadas a regular la IA sean aplicadas por la Unión Europea. La legislación propuesta está siendo recibida con cautela por el sector. Crédito y Caución advierte de que, si el cumplimiento es demasiado complejo o costoso, las empresas extracomunitarias podrían optar por ignorar el mercado comunitario.     El problema de China Los fabricantes más importantes –la coreana Samsung, Intel y la taiwanesa Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC)– son capaces de integrar los transistores de 3 nm para las nuevas aplicaciones de IA, en telefonía móvil e incluso para la minería de criptomonedas. Esa tecnología es mucho más avanzada que la de China y las restricciones de importaciones se extienden también a los sistemas de litografía ultravioleta extrema, construidos principalmente por la empresa neerlandesa ASML.  Hay mucho en juego. Para responder a una China obligada a la  autosuficiencia, Estados Unidos está invirtiendo 53 mil millones de dólares en su industria de semiconductores a través de la Ley de Chips y Ciencia, una apuesta que la propia industria estadounidense ha igualado con más de 160.000 millones de dólares de inversión doméstica. A su vez, Corea del Sur anunció en enero de 2024 un enorme programa plurianual de 450.000 millones de dólares para aumentar un 50% su autosuficiencia en chips antes de 2030. Y la Ley Europea de Chips, y su correspondiente iniciativa, Chips para Europa, tiene el objetivo de conseguir alrededor de 45.000 millones de euros para la investigación en semiconductores, asegurando la seguridad de la cadena de suministro y una mejora de la mano de obra cualificada en el sector.  Así las cosas, la fragmentación del mercado mundial de semiconductores se va acelerando cada vez más, y sorprendentemente, no hay ninguna iniciativa para arreglarla. Desde la Organización Mundial de Comercio explican, “no hay ninguna negociación actualmente en curso en la OMC específica para este sector. Además, ni siquiera nuestros miembros han planteado la posibilidad de renegociar el acuerdo de tecnología informática de 2015.”  Dado el estancamiento geopolítico en esta materia, la IA parece destinada a desarrollarse en unas partes del mundo y no en otras, fomentando aún más la disparidad entre Este y Oeste, Norte y Sur, con la tensión que esto generará.