04Jul2022

“El periodo de creciente globalización ha terminado”

Entrevistamos al catedrático François Bourguignon, el que fuera Economista Jefe del Banco Mundial entre 2003 y 2007 y uno de los principales expertos mundiales en distribución del ingreso.

“El periodo de creciente globalización ha terminado”
  ¿Cuáles son los factores subyacentes clave que influyen en la economía mundial actual? Antes de la guerra de Ucrania, cuyas consecuencias aún se desconocen, habíamos visto un gran cambio en el orden geopolítico, y esto se reflejó en la economía mundial. Puede que sea pronto para hablar de desglobalización, pero está claro que el período de creciente globalización ha terminado. Esto quedó demostrado con el deseo explícito de Estados Unidos de evitar que China se volviera demasiado poderosa y con su instancia a reducir el comercio con dicho país. Al mismo tiempo, es bastante obvio que China estaba tratando de ganar más peso en muchos países del mundo, donde se ha convertido en un cliente muy importante en la compra de grandes cantidades de productos básicos y en un gran proveedor de productos manufacturados. Por otra parte se encuentra la amenaza del cambio climático, prueba manifiesta de que no podemos continuar, ni a nivel nacional ni a nivel mundial, con la misma actividad económica que veníamos manteniendo. Esta es una amenaza que la comunidad global no está abordando, pero que está ahí y que cambiará el orden global. ¿Cuánto ha cambiado la pandemia los patrones del comercio mundial? No estoy seguro de que la pandemia haya sido un punto de inflexión para el comercio mundial. Claramente, el comercio se ha visto limitado por problemas de logística y esta disrupción no ha terminado, pero no creo que la lógica subyacente de los flujos comerciales se haya modificado; probablemente solo sea cuestión de tiempo superar estos problemas. Sí es cierto que habrá alguna reubicación de actividad, como la decisión de la Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. de construir una planta en Estados Unidos. La pandemia ha servido para darnos cuenta de que la organización de la logística que sustenta los flujos comerciales no estaba a prueba de riesgos.   ¿Qué ha provocado que la desigualdad disminuya a nivel mundial en las últimas tres décadas? La tendencia comenzó con el increíble crecimiento de China e India, que vieron cómo la desigualdad comenzaba a disminuir en la década de 1990 y cómo ello repercutió en los más de dos mil millones de habitantes de esos países. Luego, la década de los 2000 evidenció un crecimiento de los países en vías de desarrollo consistentemente más rápido que el de los países ricos, lo cual se extendía también a África y América Latina. Sin embargo, lo que algunas personas, incluyéndome a mí, pudieron ver fue que este crecimiento, en gran medida, se basaba en el precio extremadamente alto de las materias primas. Alrededor de 2014 esto se detuvo y desde entonces hemos visto una desaceleración en esos países. Ahora bien, en el caso de África, por ejemplo, si tenemos en cuenta la alta tasa de crecimiento de la población, el crecimiento subyacente del PIB per cápita ronda el 2%, lo que es aproximadamente la misma tendencia a largo plazo de los países ricos. Tengo la sensación de que después de un período de reducción de la desigualdad global, la velocidad de esa caída se está reduciendo y es posible que estemos llegando a un período en el que la desigualdad se mantendrá estancada en el mismo nivel.   ¿Qué está haciendo que el progreso sea más lento en África que en otras regiones? Si África continúa por el camino en el que se encuentra, al igual que muchos países que viven de la exportación de materias primas, su tasa de crecimiento dependerá de la del resto del mundo. Mientras el crecimiento de la población siga siendo tan grande como lo es hoy, es probable que de aquí al 2040 el crecimiento del PIB per cápita no supere el 2%. A este ritmo, África perderá terreno frente a países de ingresos medios como los de Asia. Teniendo en cuenta que se prevé que la población de África alcanzará los dos mil millones alrededor de 2050, esta situación es realmente preocupante. Si ya tenemos problemas con el proceso migratorio en la actualidad esta presión migratoria aumentará, exacerbada por el impacto del cambio climático.   ¿Puede explicar por qué la globalización ha favorecido una reducción de la desigualdad entre países pero ha exacerbado el problema dentro de los estados? La deslocalización de la actividad económica la hicieron las multinacionales, o al menos al principio, por lo que el capital ha sido el gran ganador del proceso de globalización. Fueron las ganancias las que impulsaron a las empresas a trasladar su producción a China o a cualquier otro lugar, y la participación de los ingresos del capital aumentó en la mayoría de los países en comparación con los ingresos laborales, lo que contribuyó a una mayor desigualdad. Pero el proceso se ha ido ralentizando considerablemente, y ahora podemos observar que, salvo algunas excepciones como Estados Unidos, la desigualdad de ingresos antes de impuestos ha dejado de crecer; se ha mantenido bastante constante desde la crisis financiera.   ¿Cómo pueden los gobiernos actuar para reducir la desigualdad? Hay dos formas de combatir la desigualdad: con ingresos antes de impuestos o modificando la situación a través del sistema tributario. Si nos fijamos en los grupos de ingresos bajos y medios, es posible mejorar la distribución de los recursos potenciando el capital humano con medidas como mejorar la educación o favorecer la entrada al mercado de la vivienda. Este tipo de estrategias puede producir algún impacto, pero debemos tener claro que no afecta a la parte de los ingresos que se destina a los que más tienen. Si queremos igualar, hay que redistribuir y no queda otra que la fiscalidad. Este es el caso de Suecia, por ejemplo, que fue uno de los países con menores niveles de desigualdad en el mundo. Sin embargo, se observa una falta general de voluntad política para aumentar los impuestos: el impuesto a la herencia se ha reducido en casi todas partes, y los que más ganan en los países desarrollados pagan solo alrededor del 30% en impuestos sobre la renta en promedio. Ahí donde los países cambian a un sistema tributario menos progresivo, vemos crecer la desigualdad.  
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