Los 10 mayores riesgos al entrar en un nuevo mercado
La globalización hace que la expansión del mercado sea inevitable, pero entrar en nuevos territorios sigue siendo una tarea compleja y de alto riesgo.

La apertura a nuevos mercados requiere algo más que ambición: exige preparación operativa en las áreas de ventas, cumplimiento normativo, logística y atención al cliente. Sin una planificación sólida y un conocimiento profundo del mercado local, las empresas corren el riesgo de sufrir retrasos, ineficiencias y perder oportunidades.
La expansión internacional ya no es una cuestión de elección. Es una necesidad estratégica en la economía globalizada actual. Para muchas empresas, el crecimiento internacional es clave para mantener la competitividad, llegar a nuevos segmentos de clientes y reducir la dependencia de los mercados nacionales. Si bien este reto ofrece oportunidades interesantes, también plantea retos considerables, especialmente cuando se opera a crédito. Estos son diez de los riesgos más importantes a los que se enfrentan las empresas al entrar en nuevos mercados:
La falta de un conocimiento profundo del mercado puede exponer a las empresas a riesgos evitables. Las nuevas geografías suelen implicar idiomas, zonas horarias y entornos normativos desconocidos, todo lo cual puede afectar a las operaciones y a la relación con los clientes. Sin datos fiables sobre las condiciones comerciales locales, las empresas pueden ofrecer condiciones de crédito que chocan con las normas del mercado. Es esencial comparar las prácticas específicas del sector y obtener información sobre el panorama competitivo, el comportamiento de los clientes y el contexto legal. Una inteligencia deficiente conduce a una estrategia deficiente, y en los nuevos mercados eso puede resultar muy costoso.
Suponer que las normas legales nacionales se aplican en el extranjero es arriesgado. Las leyes comerciales varían mucho y una interpretación errónea puede dar lugar a multas, daños a la reputación o contratiempos operativos. Incluso las cláusulas estándar de venta y entrega pueden no ser aplicables a menos que se adapten a los requisitos locales. Por ejemplo, las cláusulas de retención de la titularidad, que protegen a los vendedores hasta que se recibe el pago, pueden requerir registro, certificación notarial o traducción para seguir siendo válidas. Pasar por alto estos detalles puede dejar a los exportadores expuestos. La incertidumbre jurídica es un riesgo estructural que exige una preparación minuciosa y conocimientos locales.
La volatilidad de las condiciones políticas o económicas puede socavar rápidamente la fiabilidad del mercado. El riesgo país, determinado por la gobernanza, los fundamentos económicos y la estabilidad política, puede afectar incluso a compradores financieramente sólidos. La inestabilidad política, los cambios normativos o las recesiones económicas pueden provocar prohibiciones de exportación, controles monetarios o cambios en el cumplimiento normativo. Las sanciones y las tensiones geopolíticas pueden perturbar el comercio de la noche a la mañana. En estos entornos, las aseguradoras de crédito ofrecen más que protección: proporcionan alertas tempranas y evaluaciones de expertos para ayudar a las empresas a navegar por la incertidumbre.
Las diferencias culturales pueden socavar silenciosamente los esfuerzos internacionales. Las variaciones en la etiqueta empresarial, los estilos de negociación y las normas de comunicación pueden causar malentendidos o incluso la pérdida de acuerdos comerciales. En algunas culturas, el lenguaje indirecto o la reticencia a afrontar los problemas pueden ocultar los primeros indicios de dificultades de pago. En otras, los acuerdos verbales pueden tener más peso que los contratos escritos. Las barreras lingüísticas y las diferencias horarias complican aún más las cosas. Generar confianza entre culturas requiere sensibilidad, preparación y una comunicación clara y localizada.
Evaluar la salud financiera de un nuevo cliente es fundamental a la hora de ofrecer crédito, pero la transparencia suele ser limitada en muchos mercados. Es posible que los estados financieros no estén disponibles públicamente y que sea difícil obtener datos crediticios fiables. Solicitar documentos directamente a los compradores ofrece una garantía limitada. Las aseguradoras de crédito aportan un valor añadido significativo en este sentido: además de proporcionar cobertura contra el impago, ofrecen evaluaciones independientes y basadas en datos del riesgo del comprador. Sus conocimientos se basan en información propia, en un seguimiento global y en una profunda experiencia en el sector, lo que ayuda a las empresas a tomar decisiones con confianza en entornos inciertos.
Los retrasos en los pagos y los impagos son riesgos habituales en mercados desconocidos. La debilidad de los mecanismos de ejecución puede hacer que el cobro de deudas sea lento, costoso o poco práctico. El recurso legal puede verse obstaculizado por la ineficacia de los tribunales o la falta de claridad de los códigos comerciales. Las prácticas locales pueden favorecer la ampliación de los plazos de pago o la resolución informal de disputas. Las aseguradoras de crédito añaden valor estratégico al supervisar el comportamiento de pago a nivel mundial y ofrecer capacidades de cobro de deudas internacionales, aprovechando la experiencia local y las redes legales para tramitar las reclamaciones de forma eficaz, incluso en jurisdicciones lejanas o complejas.
Los nuevos mercados suelen implicar cadenas de suministro fragmentadas e impredecibles. Las deficientes infraestructuras, los proveedores logísticos poco fiables y los procedimientos aduaneros opacos pueden provocar retrasos, costes inesperados y daños a la reputación. Las redes de proveedores pueden carecer de transparencia, lo que dificulta la evaluación de la calidad y el cumplimiento. La dependencia excesiva de proveedores únicos aumenta la vulnerabilidad, especialmente en regiones propensas a desastres naturales o disturbios políticos. Las cadenas de suministro resilientes requieren diversificación, conocimiento local y planes de contingencia.
Las fluctuaciones de los tipos de cambio pueden erosionar los márgenes y afectar a la fiabilidad de los pagos. Cuando las monedas locales se debilitan frente al euro o al dólar, los importadores pueden tener dificultades para cumplir sus obligaciones en moneda fuerte, incluso si por lo demás son fiables. Esto es especialmente problemático en las economías de bajos ingresos, donde la depreciación suele ser señal de problemas económicos más graves. Estas presiones pueden dar lugar a retrasos, renegociaciones o impagos. Cuando no es posible facturar en monedas estables, puede ser útil acortar los plazos de pago. El seguro de crédito proporciona una capa adicional de protección contra el impago debido a las tensiones provocadas por las divisas.
Una rápida expansión sin la capacidad interna suficiente puede poner en tensión las operaciones y aumentar los riesgos. Las ventas, la gestión del crédito, el cumplimiento normativo, la logística y la atención al cliente se vuelven más complejos cuando se trata de múltiples zonas horarias y sistemas jurídicos. Las empresas pueden subestimar el esfuerzo necesario para gestionar las relaciones locales y adaptar los procesos. La sobreextensión de recursos puede dar lugar a decisiones incoherentes, respuestas más lentas y oportunidades perdidas. El crecimiento sostenible depende de una planificación realista, unas prioridades claras y una ejecución por fases. El seguro de crédito apoya este proceso al reducir la carga operativa de los equipos internos responsables de gestionar el riesgo de los compradores.
Calcular mal la demanda es uno de los errores más costosos en la expansión internacional. Las previsiones excesivamente optimistas o las suposiciones anecdóticas pueden dar lugar a una inversión excesiva en inventario, infraestructura o personal. El comportamiento de los consumidores puede variar significativamente debido a las preferencias culturales, el poder adquisitivo o la competencia. Sin una validación adecuada, las expectativas pueden desmoronarse, dejando costes irrecuperables y un rendimiento inferior al esperado. Sobreestimar la demanda también distorsiona las decisiones crediticias. Para mitigar este riesgo es necesario realizar rigurosas pruebas de mercado, planificar escenarios y adoptar un enfoque gradual para la expansión.
Frente a este decálogo de riesgos, el seguro de crédito desempeña un papel fundamental cuando una empresa quiere abrirse a nuevos mercados. Proporciona evaluaciones independientes de los clientes de una empresa, protege contra el impago, apoya el cobro internacional de deudas y reduce la carga operativa de los equipos internos que gestionan las decisiones de crédito.
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