El riesgo de crédito en Francia
Los sectores de automoción, construcción, consumo duradero, electrónica, maquinaria, metalurgia, papel, servicios, siderurgia y textil presentan un alto riesgo de crédito en Francia.
El sector sigue afectado por la volatilidad de los precios de varios productos clave, una mala cosecha de trigo y una producción de remolacha afectada por una enfermedad. Sin embargo, el sector puede considerarse resistente gracias a su condición de consumo esencial.
Un segmento de empresas sufre el cierre de varios canales de distribución, como restaurantes y catering, y se enfrenta a un mayor riesgo de crédito, pero la mayoría de los segmentos siguen siendo resistentes. Se prevé que el valor añadido del sector aumente más del 3% en 2021.
La producción y ventas de automóviles se redujo un 47% y un 27% interanual, respectivamente, en 2020, lo que ha provocado graves tensiones de liquidez y déficit de tesorería. Los márgenes ya estaban bajo presión antes de la pandemia. A pesar de las amplias medidas de estímulo, las empresas de componentes tier 1 y 2 e incluso algunas empresas medianas, se enfrentan a un mayor riesgo crediticio. Se prevé que en 2021 la producción repunte solo entre el 10% y el 15%. La morosidad y las insolvencias no han aumentado hasta ahora, pero se espera que ambas aumenten sustancialmente a partir del segundo trimestre de 2021, tras la expiración de las medidas de estímulo. En el sector del transporte, los resultados del segmento aeronáutico se han deteriorado considerablemente. El riesgo de crédito alcanzó su punto máximo para las aerolíneas y las empresas de la cadena de suministro. Dado que los fabricantes de aviones han anunciado una caída del 20% de la producción, los subcontratistas sufren una reducción de actividad de entre el 25% y el 40%, sin que se espere una recuperación real antes de 2024 o 2025. El segmento necesita consolidarse y muchos actores desaparecerán a corto y medio plazo. Se espera que tanto la morosidad como las insolvencias se aceleren en 2021.
El sector ya tenía un mal comportamiento en pagos antes de la pandemia, con un aumento de las dificultades de tesorería debido a las dificultades para financiar el circulante. Los ajustados márgenes incrementan el riesgo de crédito, principalmente entre los actores más pequeños. Se calcula que el valor añadido del sector se ha reducido un 12,5% en 2020. Debido a la recesión y los confinamientos, las empresas sufren una importante disminución de actividad, el aplazamiento de proyectos y la reducción de pedidos, lo que ha reducido los flujos de caja y la rentabilidad. Las insolvencias del sector comenzaron a aumentar en el cuarto trimestre de 2020. Se espera un aumento sustancial de las quiebras empresariales en 2021.
Las ventas repuntaron con fuerza a partir de junio de 2020, con el fin del primer confinamiento y el fuerte aumento del segmento del comercio electrónico. La morosidad y las insolvencias aún no han aumentado. Aunque se prevé que el valor añadido del sector repunte más de un 8% en 2021, sigue preocupando el deterioro a medio plazo del poder adquisitivo del consumidor francés.
Las ventas se han deteriorado debido al cierre de negocios durante los confinamientos. Algunos minoristas se enfrentan a un nivel reducido de entrada de efectivo. Sin embargo, el gasto de las empresas y los empleados en bienes y servicios digitales ha aumentado debido al fuerte incremento del trabajo a distancia. La caída del valor añadido de las TIC en 2020 es menor que en otros sectores y el repunte será más rápido. Se prevé que el valor añadido del sector aumente un 3,5% en 2021.
El aumento de los problemas financieros, tanto de las empresas como de los consumidores, que provocan un aumento de la morosidad, sigue siendo un importante riesgo a la baja para el sector. Sin embargo, el sector financiero cuenta con el apoyo de una importante cantidad de efectivo inyectado por la Administración, a través de préstamos garantizados por el Estado para apoyar a las empresas. El sector sigue siendo financieramente resistente.
En el primer semestre de 2020, la demanda nacional e internacional de sectores compradores clave, como la automoción y la aeronáutica, se deterioró especialmente. La producción se ha mantenido muy por debajo de los niveles de 2019. En el mercado nacional, la actividad disminuyó más de un 13% el año pasado, con descensos de dos dígitos en los ingresos. El segmento de las máquinas agrícolas se vio menos afectado que los demás. Las perspectivas de recuperación de los resultados del sector en 2021 siguen siendo escasas.
En el primer semestre de 2020, productores y comerciantes sufrieron debido al deterioro de la demanda de los principales sectores compradores, como automoción, aeronáutica, construcción y maquinaria, y a las interrupciones de la cadena de suministro. Tras una caída del 25% en abril y mayo, la actividad volvió al nivel anterior a la crisis en agosto. La evolución de la cartera de pedidos es positiva, vinculada a la actividad en las obras públicas. Se prevé que el valor añadido del sector repunte un 12% en 2021, tras una contracción del 19% en 2020. Sin embargo, las empresas podrían enfrentarse a graves tensiones de tesorería una vez que las medidas de estímulo expiren. Se prevé que tanto la morosidad como las insolvencias aumenten en el primer semestre de 2021.
Los productores de papel se ven afectados por una menor demanda debido a las medidas de confinamiento y a la digitalización en curso. Tras una contracción del 3,5% en 2020, se prevé que el valor añadido del sector repunte un 2,5% en 2021. Algunos segmentos de nicho, vinculados con el envasado y la higiene, son bastante resistentes.
El sector químico ha demostrado ser resistente durante la pandemia. Sin embargo, se recomienda precaución en el segmento de plásticos, donde muchas empresas son subcontratistas dependientes de la automoción y la aeronáutica. Las empresas farmacéuticas se benefician del aumento del gasto sanitario, y se prevé que su valor añadido aumente un 5% en 2021.
La pandemia ha afectado especialmente a segmentos como hoteles, catering, restaurantes, bares, espectáculos, eventos culturales, agencias de viajes y operadores turísticos. Especialmente el turismo, que contribuye directamente a más del 7% del PIB francés, se ha visto gravemente afectado. Se calcula que el valor añadido de la hostelería se ha contraído un 25% en 2020. La Administración ha aplicado varias medidas de estímulo para apoyar al sector. Sin embargo, muchos negocios aún no han reabierto y puede que nunca lo hagan. Las perspectivas para los próximos seis meses siguen siendo malas y se espera que cualquier recuperación sea lenta. Tras una contracción estimada del 10,5% en 2020, se prevé que el valor añadido de los servicios repunte solo un 4,5% en 2021.
Los productores y comerciantes del acero han sufrido debido al deterioro de la demanda de los sectores compradores clave, como automoción, aeronáutica, construcción y maquinaria, y a las interrupciones de la cadena de suministro. La producción de la siderurgia en Francia cayó un 23% en los últimos once meses, y el exceso de capacidad, que ya era un problema estructural para este sector antes de la pandemia, es actualmente más alto que nunca. El número de empresas activas en el sector ha disminuido en los dos últimos años, quedando principalmente las más grandes. Para ellos, el riesgo de quiebra no es actualmente demasiado alto. Sin embargo, el aumento de la morosidad podría tener un efecto negativo a lo largo de la cadena de valor. Se prevé que el valor añadido del sector repunte un 10% en 2021 tras una contracción del 20% en 2020.
Los productores, mayoristas y minoristas ya sufrían, antes de la pandemia, una competencia feroz y márgenes escasos. Además, se han visto afectados por el deterioro de las ventas debido a los confinamientos y la disminución del consumo. Tras contraerse en 2018 y 2019, el valor añadido del sector se ha vuelto a contraer en 2020, un 20%, y se prevé un repunte de apenas el 1% en 2021. Las insolvencias y los cierres de empresas aumentaron en 2020, y se esperan más quiebras de empresas en 2021.
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