11Mar2022
Backcasting, la planificación inversa
A partir de los escenarios hacia los que se desea evolucionar a largo plazo una empresa diseña hacia atrás el paso a paso para alcanzarlos.
A veces pensar o hacer las cosas al revés puede lograr mejores resultados. Este planteamiento explica la técnica de pronóstico inverso conocida como backcasting. Empleada en los diseños urbanísticos o de sistemas energéticos, en el entorno de incertidumbre acelerado por la pandemia su uso se propone con mayor frecuencia en la planificación de empresas privadas. Cuando el cambio se convierte en regla y la estabilidad en excepción, crece la necesidad de anticipar o al menos entrever el porvenir, mediante el uso de modelos de prospección. Para entender cómo funciona el Backcasting puede ser útil compararlo con el ejercicio de previsión tradicional. En este, explicado de una forma básica, una empresa trata de entender qué ocurrirá en su entorno cercano, en su sector o el mercado general a partir de la evolución de unos indicadores económicos concretos. En función de esas previsiones, toma medidas o planifica estrategias que le permitan responder mejor a esos escenarios cuando se dan. Por definición, este modelo se maneja mejor en el corto plazo: intenta deducir qué sucederá mañana a partir de lo que sucede hoy. El backcasting aplica la perspectiva temporal inversa. A partir de una evolución general previsible, por ejemplo, las grandes macrotendencias como la disrupción tecnológica en su sector, la empresa proyecta no lo que puede suceder sino lo que quiere que suceda de una forma razonable. Es decir, define los diferentes escenarios deseables y posibles hacia los que orientar su evolución. Desde cada uno de esos escenarios plausibles desanda el camino, define hacia atrás las fases para llegar a ellos, y por tanto las estrategias y decisiones necesarias para alcanzar cada hito. A diferencia del modelo tradicional, que coincide con nuestra mirada natural del presente hacia el futuro, el backcasting por definición trabaja en el medio y el largo plazo, incluso a décadas vista. ¿Qué ventajas aporta? Según sus teóricos, precisamente ese largo plazo y que la perspectiva inversa libera a las empresas del corsé del presente. Y por lo tanto les permite planear con más libertad su evolución. Si prevemos el siguiente paso desde el hoy, las limitaciones de la situación actual nos forzarán a una visión práctica pero estrecha, que no dejará espacio a una visión más inventiva hacia otros escenarios deseables. Se trataría de una técnica más proactiva que reactiva, tanto para orientarse hacia escenarios positivos como para evitar los negativos. ¿Por ejemplo? Una constructora tradicional o una compañía de reformas que proyecta su evolución en un mercado orientado a la eficiencia energética para reducir huella ambiental. En 20 años ese modelo inmobiliario será masivo, obligado por ley, y dicha empresa proyecta los escenarios que la sitúan en cabeza y no a la cola del sector. Para materializar ese objetivo, define estaciones intermedias como la formación interna en arquitectura sostenible, la evolución tecnológica o el suministro de nuevos materiales aislantes como el cáñamo, por ejemplo. En otras palabras, prevé la evolución de las tendencias y, a partir de ellas, las oportunidades y los obstáculos, la gestión, la toma de decisiones y los momentos adecuados para cada escenario. En cierto modo comparte algunas características con métodos como design thinking o la innovación abierta. Por ejemplo, el uso de equipos propios diversos, expertos externos o incluso la participación de grupos de interés para definir hojas de ruta con una gama más amplia de alternativas. Con el fin de no quedar en un plano solo teórico, la clave en la utilidad del modelo es apegarlo lo más posible a la estrategia corporativa, y así puede aplicar técnicas de análisis como los conos de futuro —para definir grados de probabilidad—, los mercados predictivos o el análisis big data que se reafirma como una herramienta clave en toda planificación. No hablamos de una técnica excluyente. Seguramente ninguna empresa confiaría solo al Backcasting las decisiones inmediatas, pero puede ser un complemento interesante en la planificación predictiva para iluminar con luces cortas y luces largas su trayectoria.